Me senté al lado de Grace, levanté la botella del escritorio y me bebí un buen trago, necesitaba aclarar mi mente.
— Ese chico no te va a dejar ir tan fácilmente, es muy tierno de su parte querer luchar por tu amor — dijo ella soñadora.
Yo le di un trago más.
— Hayden es muy lindo, creo que de todos los tipos con los que te has metido, él es el más parecido a lo que tú buscas; es tan romántico y persistente — me dijo.
Yo la quedé mirando, Grace tenía razón; siempre he deseado a alguien como Hayden, pero nunca lo pedí de veintidós.
— No quiero verle más — le dije.
Grace me miró.
— Si vas a ponerte de esa manera cada vez que alguien diga algo sobre su diferencia de edad, estás jodida. Hayden es un adulto igual que tú — me dijo.
Yo me recosté en la silla y miré al techo.
— Pero tiene veintidós — me quejé.
— Sí, y posiblemente una de veintidós centímetros. Ahora deja de dar pena ajena y agarra el toro por los cuernos. Monta a ese animal; no te vas a arrepentir — me dijo.
Yo volví a verla;