Capítulo 621
La muñeca de Dulcinea dolía por su agarre.

Miró la silueta de la actriz y, después de un momento, habló en voz baja:

—No estoy haciendo un escándalo. Para hacer un escándalo se necesita tener derecho, ¿no es así?

Luis se sintió algo molesto.

En ese momento, una ráfaga de viento nocturno hizo que Dulcinea empezara a toser violentamente.

Luis notó que su ropa era demasiado delgada para el frío, y frunció ligeramente el ceño:

—¿Qué haces fuera tan tarde sola?

Su mirada recorrió el área:

—¿Saliste a comprar medicinas?

El corazón de Dulcinea dio un vuelco, temía que él revisara su bolso, así que respondió vagamente:

—Sí, me vino la regla… me duele el vientre.

Luis pareció creerle.

Le ordenó que subiera al coche, y Dulcinea no tuvo más remedio que seguirlo.

El coche estaba cálido por dentro, pero aún quedaba el aroma del perfume de la otra mujer, un olor que le provocaba náuseas a Dulcinea, aunque se esforzaba por contenerse, no quería molestar a Luis ni llamar su atención.

Se sentía dolorid
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