Capítulo 483
Aunque la enfermera personal afirmaba que era cuidado, la realidad era más bien vigilancia; excepto cuando Luis estaba en casa, Dulcinea nunca estaba sola.

Aunque Luis la colmaba de todas las comodidades, Dulcinea se sentía más como una marioneta que como una esposa.

Fue en esa ocasión que Ana conoció a Dulcinea por primera vez.

Resultó ser más joven y de menor estatura de lo que Ana había imaginado, con una piel pálida y rasgos especialmente delicados, una belleza frágil.

En plena madrugada, la encontró tocando el piano en una bata de seda blanca.

A pesar de llevar seis meses de embarazo, la bata le quedaba holgada, apenas dejando entrever su estado.

Mientras tanto, Luis seguía con su camisa y pantalones formales, con una computadora portátil en su regazo, trabajando mientras cuidaba de su joven esposa.

La escena parecía serena.

Ana lo llamó suavemente desde atrás:

—¿Hermano?

Luis alzó la vista lentamente, sin sorprenderse de encontrarla allí. Se miraron durante un largo instante, y é
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