144. ¿Es tuyo?
Las manos de Maya se van a su teléfono y se quita el gorro que tiene puesto, tirándolo dentro de su pequeña cartera.
Da unos pasos más hacia adelante y no pretender mirar a los lados ahora. su ensimismamiento está concentrado en la hora del teléfono y en las noticias de las calles que ha divisado, puede ser una posible distracción.
Y esa distracción le cuesta un empuje ligero que viene a su lado.
Maya se detiene para mirar la persona que apenas ha chocado y se tambalea otro poco más para alejarse y ceñir el cuerpo lo más lejos posible para objetar a su mirada y no creer que está mirando a estos mismos ojos que apenas horas atrás le dedicaban cálidas ojeadas.
Tiene que dejar escapar un bufido que suena en realidad a una queja divertida y se pone las manos en el pecho.
—¡Mierda! —expresa con fuerza. Después señala un dedo su presencia—. ¡Otra vez tú!
—¡Maya! —es la respuesta que recibe y es más clara de lo que espera porque parece su expresión a cambiar a una de sorpresa—. ¿Qué…