La mujer sentada junto a Macarena, vestida con un traje sastre y pantalón, de piel bronceada, era Diana.
Diana levantó una ceja, mostrando cierta curiosidad, y preguntó, claramente interesada:
—Macarena, ¿es cierto que hoy van a anunciar su boda?
Aún no había preparado ningún obsequio.
—Sí, mi mamá ya me lo adelantó. Mira, allá están Diego y Leticia, ya están recibiendo a los invitados.
Macarena sonrió con satisfacción mientras observaba de reojo a Marina, esperando ver su reacción.
Sin embargo, Marina y Yolanda conversaban en un tono de voz baja, sin prestarle atención.
Macarena se sintió como si estuviera hablando sola.
Claramente molesta, Macarena, con un tono burlón, le dijo a Marina:
—Marina, ¿de verdad no te da vergüenza estar en un evento como este siendo solo una amante?
Diana lanzó una mirada despectiva hacia Marina. Pensó: Siempre hay personas que eligen el camino fácil, sin esfuerzo.
Ella misma había sido testigo de cómo sus padres discutían por una amante, y no tenía una bu