Capítulo 662
Yulia percibió la mirada de duda de Eugenio, pero mantuvo su sonrisa sin dejarse desorientar.

Cuando la abuela de Eugenio se enteró de que ambos se conocían, soltó una risa alegre y, sin pensarlo dos veces, comentó:

—¡Vaya, qué encanto tiene esta sencilla joven! Y además está muy guapa. La próxima vez que nos veamos, ¡bailamos juntas!

Después de escuchar el cumplido, Yulia casi no pudo contener la sonrisa. Sus padres nunca se atrevían a halagarla de esa forma. La señora, que tenía una figura muy parecida a la suya, tal vez por eso se sintió tan cómoda al hacerle ese hermoso elogio.

Un poco sonrojada, Yulia respondió con mucha delicadeza:

—Usted también se ve genial.

Alejandro disimuló la risa que sentía, divertido por la escena, mientras Eugenio, ajeno a la incomodidad de la situación, seguía con su rostro muy serio, como si nada pasara a su alrededor.

—Bueno, me voy —dijo Yulia, levantando la mano en señal de despedida, lista para

marcharse.

—¡Espera! Mejor llámame abuela, como hace
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