Cuando Aarón logró contactar la llamada del alcalde, no perdió más tiempo y, con urgencia, le preguntó:
—¡Alcalde! ¡Vi a las dos personas que vinieron hace algún un tiempo a nuestra aldea a preguntar por las tierras de la montaña! ¡Han vuelto, y esta vez traen a un jefe importante! ¿Sabías algo de esto?
El alcalde, al escuchar la noticia, se mostró emocionado:
—Han pasado meses sin que nos contacten, así que lo del arrendamiento de tierras tal vez ya no se pueda concretar. Pero voy a llamar para saber cómo va lo de la escuela.
A Aarón, al escuchar lo de la escuela, le cambió la expresión. Sabía que su hijo iba a estudiar en una mejor escuela, así que cortó la llamada al instante.
Mientras tanto, Rufino les estaba contando a Diego y Marina sobre los avances que habían hecho en sus investigaciones previas.
—Desde el barrio hasta las aldeas, casi todo el recorrido era extenso y agotador por esos estrechos caminos de la montaña. En muchos lugares ni siquiera pudimos entrar en auto. Estas s