Ante la curiosa pregunta de Noelia, Sandra se encogió de hombros y respondió:
—Mi esposo casi no me cuenta lo que pasa en la empresa. Vendió sus acciones, y la verdad, eso estuvo bastante bien.
Sandra esbozó una ligera sonrisa y siguió entretenida:
—Ahora tiene tiempo para ir a jugar al golf, y creo que está mucho mejor así. Ya no tiene que preocuparse por el futuro del Grupo Yulia, está más tranquilo.
Noelia y las otras dos mujeres se miraron sorprendidas por la sabia respuesta.
Noelia sonrió y dijo:
—Sí, tiene sentido. ¡Qué bien! Menos preocupaciones por la empresa y más tiempo para disfrutar de la vida.
—Exactamente, vender las acciones fue una buena idea —contestó Sandra.
Noelia levantó las cejas, mientras seguían jugando y charlando entretenidas de otros temas.
Jugaron unas cuantas manos más, y ya estaban por terminar. Sandra había ganado bastante esa tarde. Sonrió satisfecha y dijo:
—Hoy estoy con suerte. La próxima vez que tengamos tiempo, podemos reunirnos de nuevo.
Noelia desp