El sonido de los anuncios por el altavoz se mezclaba con las conversaciones de los viajeros, creando una atmósfera llena de prisa y ruido total.
Pasaron por seguridad y se subieron al avión rumbo a Marbesol.
El avión comenzó a rodar por la pista y, poco después, despegó. Desde la ventana, el paisaje empezó a hacerse cada vez más pequeño.
Marina estaba sentada junto a la ventana, mirando el paisaje, distraída. Metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó una foto de su amada hija. Murmuró bajito:
—Yulia, te llevo a ver a tu tío.
Desde la mañana, Yolanda había decidido no decirle ni una palabra más a Víctor que no fuera estrictamente necesaria.
La fuerte tensión entre ellos era más que evidente, y el ambiente, algo incómodo.
Víctor trató varias veces de hablar, pero cada vez que lo intentaba, Yolanda lo miraba con cara seria y él se quedaba en ese momento callado, no le quedaba otra.
Cuando el avión aterrizó en el aeropuerto de Marbesol, los tres se dirigieron al Hotel Aurora, se r