Después de que Diego la ayudó a ducharse, se envolvió la cintura con una toalla. Marina levantó una ceja, algo sorprendida, y lo observó.
Él no parecía tener intención alguna de ir más allá.
Con voz grave y suave, Diego le dijo:
—Estás cansada, deberías dormir temprano.
Marina aceptó su lindo gesto de preocupación con calma, comprendiendo que intentaba ser considerado.
...
Por la mañana, Yulia despertó.
Giró la cabeza y vio a su mamá, luego volteó la vista al otro lado y vio a su papá.
La pequeña sonrió ampliamente.
Silenciosa, se levantó de la cama.
Diego ya estaba despierto cuando Yulia comenzó a moverse, pero fingió seguir dormido, curioso por ver qué haría la niña.
Yulia, para no despertar a su mamá, acercó despacio su pequeña mano a la nariz de su papá y le pellizcó traviesa la nariz.
La primera vez, él no reaccionó. Yulia sonrió aún más y volvió a hacerlo.
La segunda vez, tampoco reaccionó.
Con calma, levantó una pierna y se preparó para pasar por encima de él y bajar de la cama