Por Irina
Silenciosamente hicimos un pacto, para que nada arruine lo que estábamos viviendo en ese momento.
Roque se acercó a mí y se prendió a mi pecho, parecía hipnotizado con ellos.
-Sos indispensable en mi vida, vos, y tus pechos, los deseo con hambre.
Decía mientras los mordisqueaba con pasión.
-Tus pechos y tu culo... quiero probarlo.
Dijo sin aclarar demasiado, aunque supongo que se refería a hacerlo por la cola.
Lo miré, sin animarme a preguntarle si se refería a eso.
Estaba ruborizada, porque sabía que posiblemente no estaba equivocada.
La risa tierna de Roque, de repente inundó la habitación.
-Sos... inocente, pero sabés de qué te hablo.
-Creo que lo sé y no soy inocente.
-Amor, creeme que lo sos, y eso me encanta, cómo me encanta saber que gozaste con mis dedos en tu culo.
¡Qué vergüenza!
-Te amo Irina y eso es normal, tu candidez también me vuelve loco, es un placer estrenarte...
-Eso suena a machismo.
-No lo niego, pero el placer no lo pierdo.
Su boca bajó hasta mi centr