—Debes comprender que nada de lo que pasó es culpa tuya. —

Aquella frase que su terapeuta le había dicho, Katherine ya se la había dicho a ella misma, pero su corazón aun no lograba sentirla real dentro de ella.

Su primera sesión había terminado, y aquellos sentimientos abrumadores la estaban asfixiando, y saliendo a caminar por los jardines, esperaba lograr sentirse un poco mejor.

Las rosas blancas y rosas decoraban todo a su alrededor, y caminando sin detenerse hasta el fondo, Katherine se encontró con un quiosco tan blanco y hermoso, que los recuerdos comenzaron a llegar hasta ella, y sentándose en el columpio, sonriendo Katherine recordó cómo había sido su primera vez…el día en que perdió su virginidad el día de su cumpleaños. Sin saber que Henry tambien estaba recordando aquella gloriosa noche en ese momento.

Hace algunos años…

—¡Diablos! — se quejó Martha. — la luz es muy intensa. — decía mientras intentaba cubrirse los ojos.

—Solo te está haciendo efecto el alcohol. — mencionó