Antonella Bennett observaba como comenzaban a llegar demandas en su contra debido a los últimos contratos que ella firmó en lugar de sus hijos, y que por el desinterés de ellos no había logrado cumplir con ninguno de ellos.

Un sabor amargo se sintió en la boca de la matriarca Bennett al leer aquel correo en donde se le daba por enterado que su inversor más importante, el árabe mas codiciado en los negocios, había firmado contratos con aquella infeliz de Holmes…la maldita los había dejado en la ruina después de llevarse con ella a sus mayores socios e inversores para abrir seguramente una importante y prestigiosa cadena de tiendas bajo su ya muy influyente y poderosa marca Divane.

Apretando los puños sobre su sillón elegante, Antonella Bennett recordó las últimas palabras que les dijo la maldita rubia aquel día en que la expulsaron de la mansión Bennett.

La venganza de Katherine Holmes ahora estaba completa. Meditó Antonella con rabia y odio.

Todo lo que estaba ocurriendo en su vida y