Capítulo XCIV. Celos, sentimientos que se revelan y sacrificio. Parte 2.
Ailan.
- “¿Conoces a esa zorra confianzuda? Es que quiero saberlo, antes de que la arrastre por los pelos por toda la sala.”- pregunté a Carlota que miraba como las dos invitadas que acompañaban a la morena, no hacían más que sonreír, babeando por Murray.
- “No sé quién son, pero si quieres que te ayude a sacarla a las tres, sólo tienes que decirlo.”- dijo Carlota seria, mirando a su representado, con un brillo peligroso en los ojos.
Pronto el organizador de la boda indicó a los invitados que habían invadido el altar que bajaran para esperar a los novios fuera de la sala, para felicitarlo, y después que los novios pudieran ir a descansar, antes del banquete. Nosotros, las damas de honor y los padrinos, debíamos salir detrás de ellos, en la retaguardia, cada una de nosotras era escoltada por un padrino, sujeto a él por el brazo, y claro está, a mí me tocaba Finlay.
Tras felicitar a los novios, ya que no habíamos podido debido a la “invasión de campo” de los eufóricos invitados, ent