—Perdóname, en realidad, también me enteré de eso por casualidad —me respondió en tono suave.
El origen era que Olaia publicó una publicación en su Instagram sobre mi accidente automovilístico y hospitalización. Él le había preguntado el número de mi pabellón y planeaba visitarme hoy.
Pero cuando llegó al hospital hoy, justo escuchó a las enfermeras hablar de mí y se enteró de que no solo sufrí las lesiones en el accidente, sino que también aborté y ya me fui del hospital el mismo día.
Fruncí los labios ligeramente:
—Entonces, ¿por qué peleaste con él…?
—Solo ambos estábamos enojados —lo pasó por alto y me miró con ojos cálidos—. ¿Y tú? ¿Cómo has estado estos días?
—No sé cómo describirlo… —bajé la mirada y casi sin querer, le conté—: Antes, cuando él me gustaba, esperaba que nuestro matrimonio fuera todo perfecto. Luego, cuando yo estaba embarazada, anhelaba que el bebé viniera a este mundo a salvo y se convirtiera en mi único familiar. Pero ahora...
Solté una risa amargura:
—Ya no te