La gran cama del dormitorio se hundió de repente.
Las sábanas, que estaban perfectamente estiradas, comenzaron a arrugarse de forma desordenada.
La luz exterior pasó de la cálida dorada del sol a un anaranjado atardecer.
Las sábanas ya no conservaban su forma original.
José levantó a Olaia y la cargó hacia el baño…
...
Las consecuencias de tener sexo en ayunas probablemente fueron que, a medianoche, tuvieron que calentar la comida.
Olaia, que tampoco había comido, ya no podía ni mover los dedos, mientras que José se veía completamente lleno de energía.
Él le ayudó a ponerse el pijama de seda, la cubrió con las sábanas y luego entró rápidamente al baño para darse una ducha.
Después, fue a la cocina a calentar los alimentos.
Aprovechó para limpiar las manchas de vino tinto que habían quedado sobre la mesa.
Colocó la comida en su lugar y, luego, fue al dormitorio a cargarla en sus brazos para sacarla de la cama.
Olaia no perdió tiempo y metió un bocado de comida en la boca, sintiendo que