—No hace falta un'pero,— dijo Mateo mientras me daba una palmada en la cabeza—. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra. Él nos ayudó, y eso lo valoro, pero eso no justifica lo que le hizo a tu amiga.
No fue que tuviera algo personal contra José, pero sentía la necesidad de entender qué pasaba por su cabeza con respecto a Olaia.
Antes había sido tan distante y hasta cruel en sus palabras. ¿Cómo fue que de repente se comportaba de forma tan contradictoria, como si estuviera jugando a un juego que no entendía?
—¿Por qué no lo dice claramente?— cuestioné.
Mateo sacó su celular, abrió una foto y me la mostró.
Un libro: Método para conquistar a una chica.
...
Una sonrisa irónica asomó en mi rostro al ver la foto: —¿Y esto qué es?
Mateo levantó la barbilla, como si fuera obvio: —Lo que ves.
Dejé el celular sobre la mesa y reflexioné un momento antes de hablar: —¿Significa que quiere conquistar a Olaia?
—Podría decirse que sí.
No pude evitar reírme en voz baja: —¿Pero por qué no puede decirl