—Pero en mi caso, la chica que estoy tratando de conquistar, aún no hemos avanzado ni un paso.
Exnovia...
Mateo esbozó una sonrisa más amplia, mientras miraba a José con calma: —Parece que nuestra apuesta todavía tiene algo de incertidumbre.
Santiago intervino con su tono característico: —Yo creo que tienes la ventaja. Creo que su familia no acepte a su ex tan fácilmente.
—Además, él tiene esa personalidad; no haría algo tan astuto como casarse a escondidas y luego contárselo a todos después.
José echó una mirada a Santiago y finalmente se dirigió a Mateo: —La última vez que estuve en el hospital, ¿por qué no vino la persona que debía?
Mateo alzó una ceja y, con tranquilidad, respondió: —Vaya, mi esposa no me permitió decir nada.
—Pero la persona que no debía venir, sí apareció. Eso no lo sé.
José, que no había recibido ninguna noticia, había estado esperando a Olaia, pero terminó encontrándose con otra persona.
—Vamos a beber.
Mateo no respondió, simplemente levantó su copa, bebió un