Capítulo 70: Pérdidas que duelen.
Alphonse rió, con un sonido quebrado.
—¿Rehacer mi vida? ¿Con vigilancia? ¿Con ustedes persiguiéndome como si yo fuera un culpable? —dijo ese joven hombre—. ¡No! No lo acepto.
Se dirigió hacia la puerta, caminando rápidamente. El agente policial se acercó a Donovan un poco y habló con respeto.
—Señor Ainsworth —dijo el agente—. Vigilaré al señor Alphonse, donde vaya.
Donovan asintió sin prisa.
—Hazlo —respondió—. Y llámame si hay una emergencia.
Alphonse los escuchó apenas, pero no se giró, con el rostro contraído en una mueca que mezclaba odio y miedo, salió, cerrando la puerta de golpe.
¡CLANK!
Roland Black, observó la puerta un instante y luego miró a Donovan con cautela.
—¿Procedemos con el caso, señor? —preguntó el abogado.
Donovan se quedó un momento en silencio, con la mano rozando una de las carpetas sobre la mesa, y sus ojos clavados en los ventanales que daban al jardín.
Inhaló y exhaló, sintiendo una incomodidad en su interior, un peso que no podía