Capítulo noventa y ocho: Me salvaste
"Narra Sofía Galanis"
Si nadie acudía a mí rescate en los próximos minutos, entonces mi pequeña hija… no conocería este mundo jamás.
'No', me ordené mentalmente a no pensar en ello. Tenía que resistir, por mi bebé. No podía darme por vencida, no podía perder la esperanza.
'¿Dónde estás, Apolo?', llamé a mi marido con el pensamiento una y otra vez. '¿Por qué tardas tanto? Aparece ya. No me abandones ahora. Yo… te necesito. Tu hija y yo te necesitamos más que nunca.'
Me sentía muy mareada y a punto de desmayarme, pero con determinación me negué a cerrar los ojos, ni a dejarme vencer por el cansancio.
Cualquier movimiento allá afuera o a mí alrededor era motivo de revivir mis esperanzas.
Porque mientras no perdiera las esperanzas… alguien llegaría a salvarme, ¿cierto?
Frente a los ojos todo se estaba desmoronando. Casi no alcanzaba a ver nada, sin embargo, fui capaz de distinguir a mí secuestrador que venía con otro frasco a por una segunda ronda. Y