CAPÍTULO 78. EN MIS ZAPATOS
Días después.
Briana ingresó al apartamento sosteniendo una pequeña bolsa del super, la sonrisa que llevaba se le quitó al ver sentadas en la sala a Sarai, desde que estaban abriendo la puerta logró escuchar que alguien lloraba en interior. Preocupada entró dándose prisa.
Pasó saliva con dificultad al comprender lo que ocurría.
—Buenas tardes —saludó con seriedad dejando la bolsa sobre el cristal de la mesa.
Sarai quitó las manos de su rostro y se puso de pie, al escuchar llegar a Briana.
— ¿Cómo pudiste inventar una mentira tan repugnante en contra de mi esposo? —reclamó limpiando su cara con el dorso de su mano.
Bri apuntó su mirada hacia Sarai, presionó con fuerza sus puños, ante su reclamo.
—Yo no inventé nada —expresó acercándose a ella, da gracias a Dios que ese infeliz confesó que no me tocó, porque de ser así, pasaría mucho más tiempo encerrado, por lo que me hizo.
—No es verdad, ¡estás mintiendo! —exclamó con voz fragmentada.
—No lo hago, si fuese mentira, ya hubiera