El resentimiento llenó los ojos de Marilyn. Ese b*stardo ni siquiera le guardo un centavo.
¿Cómo esperaba él que ella y Ben sobrevivieran si no tenían dinero?
Aun así, Jay permaneció tranquilo y relajado. En un tono suave, él dijo: “La próxima vez, recuerda informar el extravío de la tarjeta tan pronto como te des cuenta”.
Marilyn asintió. “Mjm”.
En ese momento, Tigre se acarició el vientre y comenzó a llorar. “Mami, tengo hambre”.
Marilyn estaba llena de culpa después de perder la tarjeta. Al oír las lágrimas de su hijo, ella le dio unas palmaditas en la cabeza con irritación y dijo: “Aguanta un poco”.
Fue entonces cuando Jay se dio cuenta de que ellos aún no habían comido nada.
Él se levantó y caminó hacia la cocina, luchando contra la sensación nauseabunda cuando vio el aceite y la grasa en la estufa de la cocina. Les preparó un plato de sopa.
Marilyn miró fijamente la encantadora y soñadora espalda de Jay mientras él se movía de un lado a otro en la cocina con los ojos llen