"¿Nos han enviado a siete de nosotros para acabar con esta cosa insignificante? Me siento insultado", dice uno de los rebeldes, escupiendo al suelo y mirando a Leila con asco.
"¿Quiénes son? ¿Quién les ha enviado?", pregunta Leila con voz fría, enseñando los dientes, extendiendo las garras y girando de lado a lado para mantenerlos a todos a la vista mientras la rodean.
Su corazón está errático, pero ella ya sabe que no hay necesidad de tener miedo, no la ayudará si quiere sobrevivir a esto. De alguna manera tendrá que acabar con ellos por su cuenta y si perciben cualquier temor proveniente de ella, lo aprovecharán.
"Mira", otro le sonríe siniestramente. "Eres una mujer muy hermosa y no me gustaría causarte ningún daño en esa cara tan bonita que tienes, así que coopera y ven con nosotros".
"Tienes razón en lo de que es preciosa", se ríe otro, dando un paso hacia ella. "Si es una buena chica, podemos hacer que caliente nuestras pollas, podemos turnarnos o incluso montarla varias vece