Después de aquella noche en la cueva secreta, Tatum no había sido más que dulce con Leila. Desde entonces, no había pasado un solo día en el que no hubiera recibido algún regalo de él.
Ella se iba a la cama con masajes en los pies y en la espalda y esta mañana se había despertado con un desayuno en la cama, preparado por él, pero sospechaba que Adaline debía de estar allí para entrenarlo porque la comida estaba realmente deliciosa.
En este momento, se dirigía a reunirse con Clayton. Él la había llamado y le había dicho que quizá tenía noticias sobre Bobby Lister, el sicario de Carmela.
Sorprendentemente, Clayton se había mostrado abierto en todo el proceso y no le ocultaba nada, como ella sospechaba al principio.
El ceño fruncido que solía tener cuando la veía se estaba convirtiendo lentamente en una sonrisa de par en par e incluso la había invitado a comer en una ocasión.
Leila abrió la puerta de su oficina, donde ahora entraba sin permiso, y la primera persona que vio fue Carmel