Estoy en shock, Adam tiene frente a mí la droga que durante mucho tiempo hizo que me olvidara de mis problemas, pero que también casi acaba conmigo.
-¡Eso no es mío, Adam! - digo negando.
-¡No me mientas! ¡Estaba en tu cuarto!
-¡Ya te dije que eso no es mío! - le grito frustrada.
-¡No me grites! - me da una cachetada y yo, sorprendida, me toco la mejilla intentando no llorar. - Pensé que habías cambiado y que te había servido estar en esa clínica, pero veo que no. - Adam me mira con decepción y yo me quiero morir porque él no me cree.
-Adam, tienes que creerme, no sé cómo llegó eso allí, te lo juro.
-No te creo, Luz, me has decepcionado, pero no dejaré que vuelvas a caer.
-¿Qué quieres decir? - digo asustada, temiendo lo peor.
-Volverás a la clínica. - ¡No! ¡No puedo volver allá!
-No puedes obligarme, soy mayor. - Este se acerca a mí y me toma del brazo con fuerza.
-¿Crees que no soy capaz, Luz? ¡Dímelo! - sus ojos muestran rabia y parece como si me fuera a matar.
-Adam, no lo hagas, t