DANTE
Estoy caminando de un lugar a otro, esperando noticias de Gabriella. La verdad, nunca esperé que ella fuera a hacer eso por mi hija. Ahora puedo ver lo mucho que ama a Alana.
- Dante, ¿cómo va Alana? - Fran, Luna, María y los dos idiotas que están detrás de Gabriella están aquí.
- No lo sé, todavía no me han dejado verla y estoy desesperado.
- Pronto la verás - el doctor sale y me dice que puedo ver a mi hija, así que sin pensarlo corro detrás de él. Llegamos a una habitación donde hay varios bebés en cunitas.
- Ahí está. La operación de la señorita Gabriella fue un éxito, ya le estamos dando la médula.
- ¿Y ella cómo está?
- Está bien, solo hay que esperar a que despierte de la anestesia.
- ¿Puede avisarle a su hermana que ya salió de operación?
- Claro, lo dejo - cuando me asomo a la cunita, ella está despierta y al verme comienza a reírse y a mover sus manitos para que la cargue.
- Hola, mi amor - sin pensarlo, la tomo en mis brazos y la pego a mi pecho - Me diste un buen sust