Gianluca.
Mi mente iba y venía, veía flashes de un sueño recurrente, sentía una boca posada sobre la mía, una boca suave, llena, que se movía con la mía como si fuesen una sola.
La lengua era tibia, y envolvía mi lengua protegiéndola.
Abrí los ojos despacio, con la luz cegadora que se filtraba por las cortinas, haciendo que quisiera cerrarlos de nuevo, pestañee varias veces hasta poder enfocar bien mi visión. Al intentar levantarme sentía que el mundo entero se movía bajo mis pies, volví a acostarme ya que no podía mantenerme estable con el dolor de cabeza punzante en mis sienes.
En los minutos siguientes, sentí la puerta abrirse, por lo que asumí que era Vincent, y así fue.
-Señor Gianluca, veo que despertó, aquí tiene una pastilla para el dolor de cabeza y una bebida para la resaca. Beba por favor.- Dice mi fiel asistente.
-¿Qué pasó anoche?- pregunté haciendo círculos en la sien para calmar un poco el dolor.
Buenooo... - vaciló un poco antes de seguir. - Diría que se tomó todo