38. Inicia
Lion
Estoy realmente sorprendido de todo lo que nos mostró Odette, más mi mayor preocupación es su estado físico; se ve cansada y tiene ojeras.
Espero que los Alfas terminen su promesa, y me acerco a sostenerla, se ve fuerte ante los demás; más de mi no puede esperar a que solo vea y me quede tranquilo.
Odie, les corresponde y salimos directo al dormitorio que nos asignaron; le ayudo a sentarse en el sillón junto a la ventana, la luna creciente nos saluda iluminando el cielo.
—Me puedes traer un poco de agua, amor —su voz es tranquila, más denota cansancio.
Asiento en silencio y me alejo para servir el agua en un vaso de cristal; en cuanto lo toma entre sus dedos, sus ojos se ponen en blanco.
—Odie, amor mío respóndeme —me asunto demasiado, su piel se ha puesto blanca.
No pálida, blanca cuál nube invernal, al tocar su mano me percato de lo congelada que está. Su cuerpo se ilumina y la habitación empieza a escarchar desde las esquinas al centro.
—Lion, el momento está por llegar