27. Descubierto
Florence
—No, no, suéltenme. Gran anciano ¿por qué me hacen esto? —grito con desespero.
—¡LLEVENLA AHORA! ESTA RATA NO MERECE ESTAR ENTRE NOSOTROS —grita tan fuerte que lástima mis oídos.
Su cara se desfigura por completo, su saliva salpica mi rostro; no entiendo el motivo de su enfado, me ve con tanto odio cuando antes solo había aprecio y orgullo en su mirada.
—No, gran anciano, no he hecho nada para ser tratada así yo...
—Por supuesto que no has hecho nada —me interrumpe mostrando los colmillos —las ratas no escuchan y las brujas tampoco; creíste que nunca nos daríamos cuenta. Podrás oler a nosotros, pero tu suerte ha terminado, sino estás a lado de uno de nosotros no sabes nada y ahora que te encontrabas sola, tu vulnerabilidad salió a la luz. No mereces ser tratada como una de las nuestras; no eres más que escoria que nos engañó durante años. Ya llévenla, no merece estar en nuestra presencia.
—SI, SEÑOR.
Después de responder, me toman con fuerza de las manos y me colocan g