ANDROMACA
—Duele—lloro y me remuevo intentando huir de sus arremetidas constantes donde extrañamente mojo mas y no solo con la intensidad de sus golpes, con la mirada cargada de lujuria que lo toma verme llorar y sufrir.
Golpea y hunde sus dedos, golpea, golpea y toca mi clítoris, dos, tres cuatro golpes mas donde calma el ardor y la tortura acariciando mi sexo que me deja en ridículo, mis palabras no son acordes a la humedad que emano con la brusquedad de Stavros.
—Para por pavor—suplico en medio del llanto—duele.
—Silencio esposa.
Su mirada es de furia y dirige todo ese sentimiento a mi sexo enrojecido, adolorido y húmedo estrellando su palma que chapotea, gotas se esparcen en mis piernas debido al charco que recibe impactos dolorosos.
—¿Duele?
Espeta acariciando mi sexo en círculos suaves calmando el dolor, mete dos de sus dedos y me arqueo sin saber que mierdas es esto.
—Cuando te vi masturbándote en tu habitación quise hacer esto—no sé cómo tomar sus palabras, pero si la sensació