STAVROS
Cubre su desnudes cuando la empleada llega para entregarnos la bandeja, le agradezco y cierro la puerta para comer, le muestro álbumes de fotos de mis ex amigos y familiares que me llenan de nostalgias, de risas al contarle varias anécdotas.
Recibo comida que me ofrece mientras comenta, se burla de mi al verme de niño, en todas dices que era muy bonito y me avergüenzo cuando observa una que estoy orinando la piscina.
Todo con ella es tan sencillo, tan calmado, me da tanta paz que no quiero soltarla, no puedo dejarle y me ganaría el Oscar si la dejo partir.
—En esta Angell se ve feliz contigo—estábamos en Disney, tenía unos cinco años para ese entonces—has pensado en darle una oportunidad.
—No lo sé—cierro el album—aun siento mucho resentimiento por él.
Lo dejo en la mesita de noche y la bandeja se la entrego a la empleada que amablemente vino por ella.
—Te pide una oportunidad amor y todo el mundo merece una, creo que se ve realmente arrepentido.
Retoma.
—No confió en nadie en