Kamila Stuart
Un nuevo empleo. Estaba frente al gran edificio de hace unos días atrás y completamente nerviosa.
No tenía ni idea de quién era mi jefe y si era alguien cabrón. Suspiro nerviosa antes de entrar al edificio y dirigirme a recepción
—Hola—saludo
—Hola. ¿En qué puedo ayudarte?—pregunta
—Necesito saber donde esta la oficina del jefe o en qué piso se encuentra
—El señor Morgan aún no ha llegado
Genial. Un jefe impuntual
—Soy su nueva secretaria y no se donde es mi lugar de trabajo
—¿La señorita Kamila Stuart?
—Si
—Llamaré al hermano del señor Morgan para que la guíe a su nuevo puesto—me indica
—Claro
Espere unos minutos en recepción bastante nerviosa. Cuando visualice a Christopher él me sonrió con algo de picardía. Negué antes de acercarme a él. Dejó un beso en mi mejilla. Vestía un traje a la medida azul marino oscuro, su cabello perfectamente peinado.
—¿Preparada para tu primer día?—pregunta dejando su mano en mi espalda baja y guiándome al ascensor
—Si—respondo algo nerviosa
—El cabrón de mi hermano aún no llega, así que, puedes relajarte. De seguro anda follando con alguna mujer—me dice entrando al ascensor
—No necesitaba esa información—le digo
Presiona el último botón del ascensor y este cierra sus puertas para luego moverse hacia el piso indicado. Llegando al último piso salimos del ascensor y Christopher me guia a mi nuevo lugar de trabajo.
—¿Nadie más trabaja acá arriba?—frunzo el ceño
—Solo yo y Mattheo. Claro, ahora tu trabajaras aca—me sonríe—. ¿No es divertido?
—Demasiado—digo sarcásticamente
—Me gusta tu humor—me dice
—¿Que debo de hacer exactamente?—preguntó
—Bueno, debes de agendar reuniones, citas, viajes y eventos a beneficio de Mattheo. Organizar carpetas y revisarlas para que luego él las firme—me explica—. También hacerle saber quien quiere entrar a su oficina y por último, no te aterres si ves algo por ahí.
—¿Hablas de que se tira al personal en su oficina?
—Aparte de eso—me sonríe y hago una mueca—. No, Mattheo no folla aquí, la mayoría de veces siempre se las lleva. El que se las folla aquí soy yo, así que no te sorprendas
—Que honesto—murmuró
—Es una cualidad mía—sonríe
Asiento ligeramente
—Este será tu escritorio, tienes un descanso de media hora todos los días y dos horas para salir a almorzar. En el pasillo del fondo—señala el pasillo a la derecha—. Está el baño y en el pasillo de acá—señala el de la izquierda—se encuentran las escaleras de emergencia—indica—. Esa es la oficina de Mattheo—señala una oficina a unos cuantos pasos de mi escritorio—. El odia que entren sin llamar o lo interrumpan cuando está ocupado. Evita entrar cuando tenga a sus socios—me aconseja
—¿Por qué?—odio esa curiosidad
—No vas a querer saberlo—me sonríe, señala la otra oficina de unos pasos más lejanos—. Esa es mi oficina, no hago mucho aca, asi que, si quieres algo de compañía puedes ir a verme
—Estaré bien sola—sonrió
—Has dañado mi corazon—finge dolor
—No serias el primero
—Así que toda una rompe corazón—oigo el timbre del ascensor avisando que alguien ha llegado— podrías romper algo más que mi corazon, guapa
Niego mientras sentía el calor en mi cuerpo. No podía negar que era todo un coqueto y eso me divertía demasiado. Me acomodo en mi silla del escritorio mientras agarraba una de las carpetas. Oigo pasos a lo lejos
—¿Estás libre esta noche?—preguntó Chris
—No
—¿Y mañana?
—Tampoco
—¿Y pasado mañana?
—Menos
—¿Y este Sábado?
—Tengo cosas que hacer luego del trabajo y los fin de semanas los utilizo para descansar—corto el tema
Y ver la salud de mi hija. Pero claro que no diría eso
—¿Cuándo podrás salir conmigo guapa? La pasaremos muy bien
Reí ligeramente cuando una voz profunda y autoritaria hizo eco por todo el piso. Trague duro ya que estaba segura que era mi nuevo jefe.
—Christopher, alejate de ella—le ordenan al hombre de mi lado
Christopher solo se ríe ligeramente, me sonríe antes de voltearse y encarar a su hermano y a la vez mi jefe.
—¡Mattheo!—lo llama Christopher—. Ven aqui asi te presento a tu nueva secretaria
Estaba segura que a su hermano no le agradó la idea y se acercó a las malas. Era alto y la ligera barba de quizás hace unos días de crecimiento lo hacía ver mas autoritario y varonil.
Se quita los lentes negros y sus ojos azules chocan con los mios. Evito soltar un jadeo al ver quien tenía frente a mi. Joder no creia que era el
Mattheo Morgan. El mismo Mattheo de hace cinco años atrás con el cual me acoste una sola noche y quede embarazada. Joder, no podia estar pasandome esto.
Estaba alto, más de lo que podía recordar. Sus ojos azules tenían la misma mirada intimidante de hace años atrás y sus labios carnosos se veían más apetecibles que nunca. Vestia de traje negro a la medida que lo hacia verse aun mas guapo de lo que era.
Aquí confirmaba de donde conocía los ojos azules de su hermano. Pero la diferencia era que los de Christopher eran más claros que los de su hermano.
¿Me reconocerá?
—Hermano ella es Kamila Stuart. Es tu nueva secretaria. Kamila, él es mi hermano y dueño de la empresa. Mattheo Morgan—nos presenta Christopher
Ya nos hemos conocido y creeme que tiene una hija en el hospital. Una hija igual a él y con esos ojos azules que ambos comparten
—Un gusto Kamila—entrecierra los ojos mirándome fijamente. Analizando por completo, poniendo los vellos de punta
Relamo mis labios y tragó saliva antes de hablar
—Un gusto señor...—balbuceo un poco
—¿Ya sabes que hacer?— pregunta
—Si. Su hermano ya me explico todo—respondo tratando de no prestarle atención al cosquilleo de mi entrepierna
—¿Te explico o te ha estado coqueteando?—pregunta en un tono mas duro
Siento mis mejillas algo acaloradas y puedo jurar que tomaron un color carmesí delatándome, Christopher a su lado se ríe ligeramente y relame sus labios antes de pasar sus dedos por su cabello.
—Sigue con tu trabajo. Te dire si necesito de tu ayuda. Chris ven conmigo
Camino a mi oficina y su hermano me da una mirada antes de guiñar su ojo y seguir a su hermano mayor a la oficina donde ambos se encierran. Boto el aire que retenía en mis pulmones antes de acomodarme en mi lugar y tomar nuevamente la carpeta que estaba revisando hace solo unos minutos.
Dios no podía creer que acababa de pillarme nuevamente al padre de mi hija. Y que aun peor era mi jefe ahora en adelante
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—¿Cómo te sientes mi vida?—le pregunto a mi hija luego de depositar un beso en su mejilla
—Mal mami. Me duele mi cuerpo—me dice y hace un puchero
Evito ser afectada por su respuesta. El cáncer se la comía por dentro y al parecer su quimio no ayudaba demasiado. Según sus doctores no le quedaba mucho.
—Solo será por un momento, luego el dolor va a desaparecer y estarás mejor—acaricio su mejilla
Emilia solo asiente antes de tomar su peluche. Un regalo de las enfermeras. Emilia lo marcó como su peluche guerrero, siempre lo llevaba consigo a sus quimios y análisis para no estar tan asustada y sola ya que no siempre se me permitía estar con ella.
—Mami, ¿Por qué Mily se ha ido al cielo?—pregunta Emilia
Mily era una de sus amiguitas de la quimioterapia, ella también tenía cáncer pero un cáncer al estómago que la tenía demasiado débil. Ella estaba aquí desde antes de que Emilia llegara al hospital. Según su madre llevaban tres años en tratamiento y seis meses internadas en el hospital. Tenía la misma edad de Emilia. Ella había fallecido hace unas noches atras.
—Porque estaba muy enfermita mi amor—le explico
—¿Me iré al cielo mami? ¿Iré con Mily?
—No cariño, te quedas acá conmigo y vamos a ir a Disneyland como deseas—un nudo se me hace en la garganta
—Pero ella está como yo. Esta enfermita—dice Emilia
—vas a mejorarte—declaró
Emilia frunce el ceño y recuerdo a mi jefe. Joder porque ahora. Luego de un rato le trajeron la cena a Emilia y la ayudó a tomar su caldo de pollo. Luego tomó la bebida que le daban todas las noches las cuales trataba de subir sus defensas. Mientras comía su gelatina recibí un correo
mattheomorgan@g***l.com
Necesito estos informes listos para mañana al mediodía
Bufe ligeramente. Mi hora de trabajo había acabado hace ya una hora atrás. ¿No podía haberme dicho en la oficina? Era increíble que en mi primer día ya odiara a mi jefe por lo cabrón que salió. Espero que mi hija no sea así
Emilia más tarde se durmió y la cobijó con las sábanas blancas de la camilla. Bese su frente antes de salir de la habitación y pillarme a Valentina sentada esperándome
—¿Qué tal?—me pregunta
—No se si peor o como siempre—me dejo caer a su lado—. El cáncer se la está comiendo Valentina y no se que hacer. Ella ya me habla del cielo y como ira con su amiguita Mily y joder no se si pueda dejarla ir—la voz me tiembla y me apoyo en ella
—Saldrá de acá. Ella es fuerte—trata de calmarme
—Solo tiene cuatro años. A los cuatro años no debes de estar acostada en una camilla de hospital con tubos conectados a tus brazos. Ella debería de ir al preescolar, al parque, correr y jugar. Ir a los parques de Disney y sacarse fotos con los personajes. No estar veinticuatro horas de domingo a domingo en una habitación de hospital
—La vida es dura Kami, siempre lo ha sido—acaricia mi cabello—. Debes buscar ayuda. Deja a un lado tu orgullo dolido y busca la ayuda que necesitas. No queda mucho
Suspiró entrecortadamente y seco mis lagrimas
—No tengo a nadie Valentina. Soy una madre soltera que no tiene el apoyo de sus padres. Y si tuviera una medula osea para darle no sabría con qué pagarlo porque debo en otros hospitales—le digo
—Su padre. Explicale y pídele ayuda—insiste
—Su padre es un cabrón—suelto
Me mira confusa y niego antes de mirar el suelo del pasillo
—Su padre resulta que ahora es mi jefe y es un verdadero cabrón sumido en su sucio dinero de mierda—confieso—. No quiero su sucio dinero. Mi hija no merece su maldito dinero manchado con quien sabe que
—¿De qué hablas?
La miro de reojo y luego suspiro
—Esa noche donde follamos en su piso noté algo en su pantalón y no era una erección. Lleva armas con el Valentina y creeme que una persona normal no anda con armas en medio de costosos trajes hechos a la medida. Muy guapo y millonario será pero no es alguien bueno. ¿Por qué crees que no fui donde él cuando quede embarazada? Sabía que no andaba en buenos pasos y no quería que mi hija tenga el apellido de un mafioso
—Quizás es policía—sugiere
—¿Policía?—me burlo—si es policía, ¿Por qué tiene una empresa? ¿Por qué no anda buscando ladrones?
Valentina me mira y reí amargamente
—Solo quedo yo. Y espero que sea compatible con ella porque no se que haria si no fuera así