Kamila Stuart
Miro a Emilia que dormía en la camilla con un tubo de oxígeno en su nariz, respiraba lentamente y se quejaba cada ciertos minutos.
Cuando había llegado al piso luego de ir a la empresa y soltar toda la verdad a Mattheo. Emilia sufrió un colapso y tuve que traerla al hospital de urgencia donde la internaron de forma inmediata, dejándola en cuidados intensivos. Estaba grave y los médicos no aseguraban que pasara más de dos noches.
Se moría lentamente y el cáncer estaba llegando a sus pulmones impidiendo que respirara adecuadamente. Apoyo mi mandíbula en mis rodillas mientras la miraba dormir. Estaba pálida, demasiado pálida y eso me provocaba un dolor inmenso dentro de mi pecho.
¿Qué haría sin ella? Ella solo deseaba ser una niña feliz. Correr por los parques cerca de nuestro edificio, ir a tomar helado y comer demasiadas golosinas antes de cenar. Solo tenía cuatro años.
Siento las lágrimas caer por mis mejillas mientras me criticaba. Por mi egoísmo estaba perdiendo a mi h