"¿Qué quieres decir con eso? Sabes que no puedo ocultarle nada a Zaia, ¡se lo diré!", exclamo mientras se levanta y yo también me pongo en pie, impidiéndole el paso mientras le empujo hacia atrás, pero él ni se inmuta.
"Hablo en serio, si no haces lo que te digo, solo perjudicarás a Zaia. Así que mantén esto entre nosotros porque prefiero que esté enfadada que-".
"¿Que rota?", termino, mirándolo acusadoramente, mi corazón tronando de ira.
¡Se romperá si no lo hago!
"Sí, te conseguiré el antídoto y no le digas a Zaia de dónde viene", responde en voz baja.
Trago saliva.
Va a hacer exactamente lo que sé que es el miedo más profundo de Zaia.
Va a unirse a ellos... a los Sable...
No. No. "¡NO!", grito.
Mira hacia arriba y me tapa la boca con una mano, con los ojos encendidos.
"Los niños están dormidos", dice fríamente. "No tienes otra opción. Díselo a Zaia y solo conseguirás que se debilite. Necesitan saber y creer que he elegido sin incentivo convertirme en uno de ellos