El olor a antisepticos, medicinas y desinfectante inundó sus fosas nasales haciendo que arrugara la nariz, pues aquel olor lo odiaba con toda su alma.
- Si se quiere ir... Podemos pedir otro permiso.- Enzio se posó junto a ella, al mirar cómo esta observaba la entrada del hospital con la mirada perdida.
- ¿Por qué ahora me tratas de usted?, ¿Algo ha cambiado?.- Aura desvió la mirada, con sus ojos tan azules como el cielo de aquella tarde.
- ¿Y todavía preguntas?. Eres mi jefa, dueña de una marca de joyería que cada día se vuelve más famosa. Eres la nieta del hombre que nos dió el hogar que nunca tuvimos ¿Y me preguntas si algo ha cambiado?.
- No soy tu jefa, pues mi abuelo es quien paga tu sueldo, además. ¿Acaso no siempre han presumido de que Alexein y ustedes son hermanos?. Eso me convierte en tu cuñada. Nada ha cambiado... Que ahora tenga un nuevo apellido no quita que siga siendo la misma Aura que conociste. No quiero que nada cambie...
- Está bien. Si eso quieres lo aceptaremos.-