La sala estaba sumida en un silencio sepulcral, en el que hasta el sonido del aleteo de un insecto era audible.Lágrimas calientes y silenciosas resbalaban por las mejillas de los presentes, con diferentes sentimientos entrelazandose en cada corazón.Aura miraba a Bastian con un nudo en la garganta.Le dolía... Le dolía saber que sus abuelos se habían amado tanto y que la maldita ambición y la más oscura obsesión, los habían condenado a aquel jodido infierno.Dorian se puso en pie, mientras sus pies lo dirigían a la ventana... La misma historia se repetía... Él había repetido la misma historia de su padre... Dafne también... ¿Acaso era una condena en aquella familia?.- Nunca más supe de Odelette... Hasta el día que regresé.- Bastian rompió el denso silencio, llamando la atención de todos nuevamente.- ¿Y tú tía?, ¿Tú que tienes que decir al respecto?.- Aura miró a Casandra con los ojos rojos, hinchados y húmedos, esperando una respuesta.Si bien se sentía decepcionada, podía comprend
Fernando abrió los ojos lentamente.Una luz blanca y enceguecedora lastimó sus ojos, obligándole a cerrar sus párpados de golpe.Un horrible dolor atacó de repente su cabeza y las náuseas no se hicieron esperar.Un pitido incesante y sin variantes comenzó a taladrarle los oídos, mientras el olor a desinfectante, alcohol y otros cuantos que no pudo descifrar se colaron por sus fosas nasales.Un torrente de imágenes difusas se colaron en su mente, aumentando su jaqueca, por lo que no pudo evitar que un quejido escapara de sus labios.Quiso llevar su mano para presionarla, pero algo se lo impedía.Algo frío y duro se aferraba a su muñeca, impidiendole moverla a voluntad. La movió de nuevo y el nítido tintineo de cadenas, se hizo eco en el lugar.Y entonces aquellas imágenes se volvieron más nítidas y todo comenzó a tornarse más claro en su cabeza.La pelea con Mariana, su huida, la policía llegando al lugar y Arturo... Arturo alzando su arma hacia él y traicionandolo.Una súbita rabia le
Aura miraba las estrellas, recostada en el césped.Hacía ya ratos que había dejado de llorar, más sin embargo, su mente aún seguía aturdida, confundida... Aún seguía sumida en aquel caos que desde hacía mucho no la asaltaba de aquella forma.- ¿Aura?.- La castaña alzó su rostro y miró a la mujer de cabellos negros cómo la noche, que la veía curiosa.- Mariana...- Aura susurró con voz ronca y rota debido al llanto.- ¿Cómo os sentís?.- Mariana se sentó en el césped junto a ella y Aura también se levantó y tomó la misma postura.- Escuchaste todo supongo.- La castaña dejó largar un hondo suspiro.- Era imposible que no os escuchara, cuando esa mujer gritaba como la peor de las locas.- ¿Habláis Griego?.- No mucho la verdad.- Mariana se encogió de hombros.- Tuve que tomar un pequeño curso online mientras aún estaba en el hospital.- Aprendes rápido.- Mi cerebro trabaja mejor bajo presión.Aura asintió con un atisbo de pesar oprimiendole el corazón, mientras se frotaba los brazos con su
- ¿Conseguiste lo que te pedí?.- El hombre preguntó con voz neutra, mirando a su acompañante, el cuál vestía un pulcro traje blanco que lo confundía con los demás doctores del lugar.- Sí señor. Todo está listo, tal cuál usted ordenó.- El otro respondió de la misma forma, mientras le mostraba la jeringa con aquel líquido incoloro en su interior.- Bien.- El hombre asintió.- Entonces haz lo que tengas que hacer. Si lo logramos, ten por seguro que te recompensare.El otro sólo asintió, antes de acercarse al gotero intravenoso y verter en este el contenido de la jeringa.- Dentro de una hora comenzará a sentir sus efectos.- Murmuró antes de guardarla en el interior de su chaqueta cuidadosamente.- Bien, puedes retirarte hasta que sea la hora.- Con permiso señor.El hombre asintió satisfecho, mientras una sonrisa casi tétrica deformaba sus facciones, observando como uno de sus hombres salía de la habitación.- Ya me funcionó una vez y esta, no será la excepción.- Miró el gotero, dónde no
Observaba por la pequeña ventanilla todo el paisaje que las nubes y la altura le permitían, tratando de no sucumbir al aburrimiento.Eran pocas horas de vuelo, más sin embargo, no podía evitar sentir que los minutos pasaban lentamente.Se acomodó nuevamente en su asiento y sacó el móvil del bolso de su pantalón.Desbloqueó la pantalla y presuroso, fue hacia la galería.Miró embelesado la fotografía que había tomado tiempo atrás y la cuál le había ayudado a mantenerse firme, siendo su fuerza cuando sentía que estaba a punto de darse por vencido.- ¿Se le ofrece algo señor?.- Una hermosa mujer con uniforme de azafata, preguntó amablemente.- No, gracias señorita.- Bueno.- La mujer le sonrió con algo de coquetería que le fue imposible ocultar.Él simplemente rodó los ojos, acostumbrado a aquellas atenciones innecesarias.No se consideraba guapo en absoluto.Su cabello achocolatado al igual que sus ojos, su rostro redondo, su nariz un poco alargada y su mentón bastante pronunciado, desde
- ¿Estás segura de esto?.- Alexein preguntó por milésima vez, según le pareció a Aura.- Ya te dije que sí Alexein, tranquilizate por favor.- Perdón, es que.... ¡Dios!, ¡No quiero verte sufrir nuevamente por ese canalla Aura!, No quiero... No quiero que cada recuerdo que lo involucre te haga llorar de nuevo.- Estás conmigo mi amor.- Aura tomó el rostro del ojigris entre sus manos.- Si estás conmigo, podré hacerlo. Tú y Berenice son mi fuerza.El ojigris resopló no muy convencido, más sin embargo, ya no siguió protestando.Anhelaba desesperadamente protegerla de todo, pero, sabía que no podía, más sin embargo, siempre estaría ahí, para ella.De eso no había duda.El ojigris pisó el acelerador, cuándo el semáforo cambió de rojo a verde.Orien les había llamado para informarles todos los pormenores sobre el arresto de Fernando, por lo que había citado a Aura y a Mariana a declarar en su contra y poder conseguir la pena máxima.Aura no había dudado en aceptar al igual que Mariana, quien
Se quedaron mirándose fijamente el uno al otro, sin atreverse siquiera a parpadear.El uno creyendo que aquello era una pesadilla, el otro, que era la suerte poniéndose de su lado.- El señor Barrera es el agente en cubierto responsable de la caída de Fernando de la Rosa y Ludovico Cassano.Aura se giró hacia Oneidokus a tal velocidad, que probablemente al siguiente día despertaria con torticulis o algo parecido.- Sé que ya lo conoce, pero no cómo quien realmente es. Barrera.- Orien miró hacia Arturo.- Tome asiento por favor y expliquele a la señorita Lamprou lo que está pasando y... Lamentamos haber interrumpido sus vacaciones.- Está bien. El deber ante todo.- Bien. Tome asiento por favor.Arturo asintió, mientras se encaminaba hacia una silla justo al lado izquierdo del lugar, por dónde una leve brisa acariciaba su rostro, dándole un poco de serenidad a su atribulado corazón.- Creo que para que entiendas lo que está pasando y sobre todo, confíes en que no te estoy engañando, es
Una porquería.Un basurero.Una aberración... Eso era aquel lugar olvidado por Dios.Una silla a punto de volverse polvo salió volando, cuando recibió una patada con furia desmedida... Cómo si ella fuera la causante de toda aquella miseria.Años y años tramando, calculando cada paso, midiendo meticulosamente cada movimiento, para no darle lugar a nada que pudiera llevar sus planes al fracaso y al final... Todo se había ido al demonio.Una taza raida se hizo trizas cuando impactó de lleno contra la pared, mientras aquel nombre llenaba su corazón del más puro y vivo odio.Aura de Luca... ó Aura Lamprou, cómo los medios preferian llamarla ahora.Había tratado de quebrarla, destruirla... Minar su voluntad hasta que se diera por vencida... Pero tenía más entereza de la que había imaginado.Y no lo entendía.¿Por qué ella obtenia gloria sin esfuerzo?, ¿Por qué a pesar de todo contratiempo siempre salía airosa de cada situación?. ¿Por qué Aura de Luca parecía tener la vida resuelta sin lucha