La imponente mansión se alzaba poderosa en aquel enorme terreno.
La enorme reja que la rodeaba y los árboles que la adornaban, le daban un aire majestuoso e inalcanzable para un simple mortal.
Aurora respiró hondo, sintiendo los nervios, el miedo y la sed de venganza haciendo trizas su interior.
Tenía que sacar a Aura del juego y Fernando de la Rosa era el unico que tenía la capacidad para poder quitar aquella piedra que tanto molestaba en su zapato.
Apenas se acercó a la reja, un hombre corpulento, vestido de negro, se acercó con paso firme hacia ella, como quién ve a una insignificante hormiga queriendo llevar a cuestas un suculento pastel.
- ¿Qué busca?.- El hombre preguntó con voz ronca y dura.
- Aurora Mirqnda. Necesito ver a Fernando. Tengo información que puede interesarle.- Aurora sonrió con suficiencia, escondiendo tras aquella máscara los nervios que la invadian.
El hombre la miró de arriba a abajo, tomó el pequeño radio en su cintura y llamó a la casa. Apenas habían pasado