–Vale, no tardo –dijo Anna apresurando se a entrar
Nada más cerrar la puerta, la joven se quedó maravillada con la hermosura del lugar, por lo que, presurosa, se acercó a su cama y dejó su mochila a sus pies.
Boquiabierta, Anna observó a su alrededor, la hermosa combinación entre moderno y acogedor simplemente le parecía perfecta.
Al lado izquierdo de su cama, había un enorme ventanal que mostraba el bosque en toda su magnificencia y justo a su lado, había un pequeño rincón dedicado a una de sus actividades favoritas.
Había un bonito y mullido sillón reclinable junto a una bonita estantería repleta de libros, al acercarse pudo notar que muchos de ellos ya los había leído.
–Sin duda mamá y papá Rizzo les hicieron un buen resumen de mis gustos –dijo Anna sonriendo antes de sentarse en el diván que estaba al pie de su cama.
Justo frente a ella, había una hermosa chimenea eléctrica, la cual, prometía no dejarla pasar frio durante las frías noches que caracterizaban a ese bosque. Encima de