Capítulo 4: No es para tanto.
Ante las palabras de su amiga, Anna soltó una risita, una que le costó un fuerte dolor.

―No seas así Gaby, siento que me estoy muriendo ―dijo Anna con dificultad

― ¿Gabrielle? Tengo el hielo ―dijo Tea tras llamar a la puerta

―Gracias Tea, déjalo afuera, yo me encargo de vaciarlo, puedes volver a tu puesto ―

―Vale, pero, Gaby, ¿la señorita Anna está bien? ―preguntó Tea con evidente preocupación

―Claro, ya está despierta, por lo que los balbuceos sucios hacia su compañero se han detenido ―dijo Gabrielle reprimiendo una carcajada

― ¡Gabrielle! ―exclamó una muy avergonzada Anna tras escuchar la suave risa de Tea

―Veo que ya está bien ―dijo Tea aún riendo ―Llámame si necesitan algo más ―

―Claro, gracias Tea ―dijo Gabrielle poniéndose de pie ― ¿Qué dices Annita? ¿Estás cómoda? ―

―Sí, pero el agua se siente caliente ―dijo revolviéndose ligeramente, lo que provocó que los hielos en la tina se reacomodaran

―Vale, entonces deja que tu gamma se ocupe de ti ―dijo Gabrielle antes de volver a abrir
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