Capítulo 3: No lo juzgue.
Ceres Milani, la secretaria de Alastor, era una chica muy dulce y bastante tímida.
Los primeros días trabajando con ella habían sido sumamente complicados, pues la loba, le hablaba en voz baja y no se atrevía a mirarlo a los ojos, por lo que Neilan, tuvo que estar presente cada vez que la loba debía informarle algo.
Alrededor de la segunda semana de trabajar juntos, la loba comenzó a tomar confianza, por lo que Dante pudo entender el por qué Anna la admiraba y el por qué Alastor confiaba tan ciegamente en ella.
Ceres era eficiente y se entregaba completamente a sus obligaciones, era la primera que llegaba y la última que se marchaba de la oficina, y de alguna forma, se las ingeniaba para aclarar sus dudas mucho antes de que él preguntara.
Que ella actuara así, hizo pensar a Dante que ambos podrían llegar a congeniar y trabajar de manera eficiente ante la ausencia de Alastor, sin embargo, desde hacía ya un par de semanas, la loba había cambiado bastante.
Al principio, solo fue su forma