Notaba una cálida y cariñosa caricia efectuada por una mano en su mejilla.
Luego, oyó esa voz, nada de aguda pero sí grave y tintes seductores.
-Ey, nene, ey, despierta-
Parecía como si le estuviera cantando.
Y fue entonces cuando comenzó a abrir los ojos.
Al hacerlo por completo, vio, frente a sí, el rostro de tez oscura y orbes marrón oliva, que le miraban sin pestañear.
-Bienvenido al mundo de los vivos- saludó Elliot dándole una sonrisa.
Achicando los ojos, Patryce empezó a preguntar:
-¿Cómo que...-
-Te desmayaste- contestó Elliot -¿Lo recuerdas?-
El joven asintió con la cabeza, al recordar.
-Y aunque te di la enhorabuena voy a volver a dártela...pero luego más tarde y a mi modo- musitó Elliot las últimas palabras tras arrimar su rostro al suyo -Me veo sufriendo un sin vivir cada que te vea en la empresa, ne-ne- ronroneó echando su aliento sobre los labios del joven.
Patryce dejó oír una risita.
-Van a creer que tú...que yo...-
-Que crean lo que quieran- respondió antes de tiemp