Capítulo 38 - Rescate

Verla tan mal me partía el alma, además de admirarla a un más, seguía en pie, soportando todo lo que en este momento pasaba por su vida, al ingresar al carro de Cesar, Deacon ingresó conmigo.

—¿Desde cuándo les pusiste vigilancia?

César iba de copiloto y Jenaro al volante. Lo miré, otro que se ganaba mis respetos, el cáncer de hueso era uno de los más dolorosos y él se veía tranquilo.

—Cuando me dijiste que te amenazaban con ellos. Deacon…

—Si mi hermano tiene que ver con esto, me regresó contigo a Grecia y lo muelo a golpes, así se me terminen de partir los huesos y lo refundiré en la cárcel.

—Solo necesito conseguir los celulares de los secuestradores para hacer el rastreo, si tu hermano se encuentra implicado, y yo lo doy por hecho. Enciérralo.

Llegamos al barrio donde esperaba Jaime con su equipo, nos detuvimos a dos cuadras de la casa y la policía no llegó con sus sirenas. Era la una de la mañana. El plan era subir al rejado; Jaime y yo bajaríamos por una de las tejas, ingresaría
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