Capítulo 36 - Secuestro

Desperté en la cama de Deacon, se supone que debía ser yo quien lo cuide y proteja, no al contrario. Recordé la razón del desmayo, y comencé a hiperventilar, un médico me inyectó algo.

—Calma amor, ya adelanté el vuelo, César se encuentra moviendo todas sus influencias. Encontraremos a nuestra hija.

No le digan a una madre eso y menos después de enterarse de que su esposo se estaba muriendo, el dolor en el pecho era abrumador, la zozobra de no saber si mi hija se encontraba bien, que no la hayan violado, manoseado… Eso que me pusieron me había atontado. No había hablado, me sentía lenta, no sé qué castigo andaba pagando, para vivir tales golpes uno tras otro.

» Debemos viajar Blanca, tus padres están desesperados y tus amigas no han dejado de escribirte. ¿Puedo contar contigo? —quise hablar, pero no pude, los brazos de mi esposo me envolvieron—. Sé que esto es muy fuerte para ti Blanca, no has terminado de asimilar mi noticia cuando ahora nos aqueja lo de nuestra hija. Pero debemos sa
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