C59: Quiero ver a Samira.
Evangeline, llena de curiosidad y con una inquietante necesidad de verificar el estado de Samira, se encontró en una encrucijada. Sabía que, aunque sentía una gran intriga de ver a Samira y comprobar cómo se encontraba, debía hacerlo sin despertar la sospecha de Alister. Había escuchado rumores y tenía la inquietante sensación de que la situación era peor de lo que aparentaba. Consciente de que el Alfa había establecido estrictas restricciones sobre el acceso a la prisión, Evangeline decidió actuar con cautela.
Bajó a la prisión en un intento de evitar la detección. El pasillo oscuro y frío estaba custodiado por Damon, el guardia asignado. Evangeline sabía que Damon era un hombre lobo leal a Alister, y su deber era custodiar la prisión y garantizar que nadie interfiriera en el castigo impuesto a Samira. Pero ella tenía un propósito firme: ver por sí misma cómo estaba ella, no para hablar con la mujer, sino para observar la realidad de su situación.
Damon, al notar la presencia de Evan