Capítulo final: Algún día serás un gran líder.
El sol se alzaba sobre las tierras del Clan, bañando todo con su luz dorada. La brisa fresca de la mañana traía consigo el aroma del bosque, mientras el sonido de risas resonaba en los jardines de la casa. Samira, Alister y su hijo Kael caminaban juntos, disfrutando de la tranquilidad que tanto les había costado alcanzar.
Kael, un niño de cabello pelirrojo y ojos brillantes, corría entre las flores, riendo mientras su madre intentaba atraparlo.
—¡Mamá, no puedes alcanzarme! —gritó con diversión.
Samira entrecerró los ojos con una sonrisa traviesa y, en un rápido movimiento, se lanzó hacia él, atrapándolo en sus brazos. Kael estalló en carcajadas mientras su madre lo llenaba de besos en la mejilla.
—Siempre te atraparé, pequeño lobo —dijo Samira, apretándolo contra su pecho.
Alister los observaba con una sonrisa y con los brazos cruzados sobre su pecho. Su corazón se llenaba de orgullo y amor al ver a su familia así, feliz y sin preocupaciones. De pronto, caminó hacia ellos y envolvió