Hola :D como le va la vida ^^ es hora de meterle el aceleredor a esto
La atmósfera en la habitación del hospital de Alexander y Alexis se volvió tan pesada que se podía sentir en el ambiente. Tan afilado que apenas podia respirar. Jayde observo toda la escena posicionando su mirada en la hija de Alexis.—¿Qué? —Alexis hizo que la mirada de Jayden volviera a el. —No puedo evitar notar lo curioso que resulta verte en tu papel de padre. Después de pronunciar esas palabras, Jayden tomó un paño adicional que tenía guardado en su bolsillo y lo utilizó para limpiar de manera despreocupada el borde de la cama de Alexander.—Nos enfrentamos a una situación complicada. —De repente, Jayden soltó sin siquiera mirar hacia arriba mientras limpiaba.Alexander levantó una ceja, su rostro pálido por la convalecencia. —Como que….tenemos un problema.—Prometo que si Cassidy vuelve a aparecer, la arrastrare tanto que la dejare sin un pelo en la cabeza. Jayden, ¿qué ha pasado?—Murmure ligeramente enojada.Jayden dejó de limpiar y me observó, su cara asumiendo una seriedad
Después de siete días, Alexis y Alexander recibieron el alta del hospital. Alexis decidió viajar con su hija manteniéndose bajo la vigilancia real de Frederick. Jayden había decidido quedarse en Nueva York porque anhelaba capturar a Cassidy como un logro personal. ¿Por qué? El compromiso con la ley y la posibilidad de superar un desafío aparentemente insuperable lo llenaron de entusiasmo. ¿Alexander?A pesar de que lo había echado de mi casa….se la había ingeniado para quedarse en mi casa. Utilizo la fiesta como una excusa para que no afectara su visa mientras estaba trabajando para la residencia. Aunque no quisiera admitirlo, tenerlo lejos solo porque no teníamos los papeles del otro país del otro era problemático. Después de llevar a los niños al colegio esa mañana, tuve que anular varias reuniones. ¿Por qué? Esa mañana sería absolutamente exclusiva para Jayden. El traje a medida resaltaba su figura esbelta, era evidente ya que la mayoría de mis empleadas se derretían por Jayden
Esa tarde, Alexander le había pedido a Emely que cuidara a los niños por un rato. Aunque no se había recuperado por completo, él daba la impresión de que los disparos no le afectaron en absoluto. En total silencio me llevo hacia el botánico de New York. Segun el seria una breve visita al jardín botánico que él había reservado para ese día, no tenía por qué parecer una cita juvenil, pero él lo convirtió en una.Experimenté la brisa fresca proveniente del lago, a pesar de ser de origen artificial. Mientras Alexander maniobraba con los remos, sentía en mi rostro la suave brisa recreada con gran naturalidad. Su silueta se destacaba frente al cielo azul que se divisaba a través de los ventanales del techo de cristal de la cúpula. No quise evitarlo, pero por un momento me permití simplemente disfrutar del silencio. El sonido suave del agua y del latido de mi corazón de aceleraba. Después de un rato finalmente Alexander logro colocarnos en el centro del lago. En ese pequeño bote que parecía
Como una prostituta a la cual visitaba cuando tenía necesidades carnales cada vez, asi me sentia actualmente junto a mi esposo. Hoy era el día en que llegaría para pasar un breve fin de semana conmigo, para luego marcharse y dejarme sola una vez más sin mirar atrás. Ya se habia hecho tan repetitivo que para mi era el pan de cada mes. Para muchas personas, el día de su boda representa uno de los momentos más especiales de su vida. ¿Y para mí? Así fue. Tantas sonrisas, tanto amor, nuestras miradas dejaban entre ver que nuestro matrimonio, a pesar de que fue por contrato para beneficiar a nuestras familias estaba repleto de amor. Un amor de papel… Un amor de beneficios… Un amor donde el y yo éramos meros objetos para aumentar el dinero de nuestras familias…aunque yo llegue a sentir un profundo amor por él. Alexander Lennox era propietario de una prestigiosa cadena de restaurantes a nivel global, mientras que mi familia era dueña de una cadena hotelera lujosa y elegante que
Seis años despuésFinalizaba rápidamente de escribir en mi ordenador mientras mandaba algunos correos. Hace aproximadamente dos años, fui nombrada CEO en el negocio familiar. Al percatarme de que mi padre seguía realizando acuerdos con Alexander, me sentí muy alterada. Me encontraba en una ida y vuelta de correos con el departamento de contratos, tratando de dar por finalizados sus servicios en mis hoteles, pero no mostraban disposición, eran ya que eran muy tercos.Al finalizar la redacción del correo, apretaba con intensidad mi nariz con el propósito de reducir la tensión. La puerta de mi despacho se abría con delicadeza mientras observaba de reojo a Michael, el subdirector general de mis hoteles, quien también era mi más cercano amigo.—Por tu cara veo que no pudiste terminar los contratos todavía.—Asi es, incluso me propusieron una reunión con Alexander, pero eso quiero evitarlo a toda costa. No quiero que pise un pie en mi hotel ni aunque su vida dependiera de eso.—Por cierto ¿Q
—Sabia que eras tu. —Un enorme rugido brotaba. —En serio… ¿Te gusta hacerme esto? Tuve que aguantarme verte con un maldito hombre tras nuestro divorcio —Rio de manera irónica. —Te mande a investigar porque no lo entendía, y al verte con otro hombre en esas fotos ¡Porque lo haces! —Vocifero sumamente enojado.—Esto debe ser una maldita pesadilla. —Murmure ignorando aquellos gritos queriendo obligarme a pensar que era solo mi imaginación.—¿De verdad, Dorothea? ¡No puede ser! ¿Acaso pretendes presumir de un hombre delante de mí? ¡Por Dios!—rugía de una manera tan fuerte que invadió el baño.Sin comprender la disputa, me acomodaba con una mirada desafiante.—¿Disculpa? Se te zafaron los tornillos, porque es lo único que me explico para que me grites asi.La atmósfera estaba cargada de tensión, la mirada penetrante de Alexander me impactaba como cuchillos. Notaba cómo su enojo crecía como una tempestad a punto de desatarse. La última vez que nos habíamos visto, las cosas habían acabado en
La disputa se volvió más acalorada, las palabras hirientes se cruzaban entre nosotros como cuchillos afilados. —Eh, chicos —interrumpió Michael, un tanto aturdido—. Nuestra única finalidad aquí es discutir acerca de este acuerdo. Alexander me observo con rabia, con un tono visceral murmuro —Por supuesto, es fácil hablar de negocios. Al menos esta vez Dorothea tiene la decencia de venir a terminar el contrato, no como su divorcio. —Nunca quise hablarte porque tú no vales la pena ni para eso, Alexander.—Sabia que debia alejarlo para poder estar tranquila. Me acercaba a el, olfateando su perfume tomando el papel que tenia Michael colocandolo delante de Alexander.— Firma esto. No quiero que tus restaurantes sigan enlazados a mis hoteles. Alexander observó el documento con desprecio, como si fuera una criatura repugnante. —Me niego a hacerlo, Dorothea. Mis restaurantes van a estar enlazados con tus hoteles, te guste o no. —No me interesa lo que desees —retumbaba mi voz en el salón.
Durante la próxima semana me la pase enviando mensajes uno tras otro peleando con Alexander por correo electrónico. Mi atención estaba completamente centrada en finalizar nuestro acuerdo comercial, ya que pensaba que tenerlo cerca sería un desorden. Alexander siempre fue la fuerza sísmica que sacudía mis bases, la tormenta que dejaba ruinas a su paso, así que sabia era imprescindible expulsarlo de mi vida. Empecé a masajear mi sien con las puntas de los dedos, sintiendo un intenso dolor de cabeza. Tenía la sensación de que Alexander se estaba convirtiendo en una amenaza para mi bienestar emocional si no conseguía apartarlo de mi vida de una vez por todas. La puerta de mi oficina se abrió con un crujido casi teatral, donde entraron dos abogados. Los trajes perfectamente confeccionados y sus rostros imperturbables daban la impresión de haber sido extraídos de un libro de misterio. Uno de ellos, el individuo de mayor estatura, acomodó sus anteojos al tiempo que arqueaba una ceja, una ac