Capítulo 50

En la pantalla de la computadora de Diana, su hija Isabella la saludaba.

—Hola mamá, ¿Cómo estás? —indagó esbozando una amplia sonrisa.

—Buenos días, muchachos —respondió Diana y observó a su hija radiante. —¿Y ustedes cómo se encuentran?

—Nosotros estamos muy bien suegrita —contestó Fernando, abrazando a Isa—, no hemos faltado un solo día a terapia, y te tenemos una gran sorpresa —expuso y besó la mejilla de su esposa.

Diana los miró con atención.

—¿De qué se trata? —indagó.

Isabella suspiró profundo.

—Ya dejé los antidepresivos, y me siento de maravilla, tampoco he vuelto a tener atracones, creo que he superado la bulimia —declaró con la voz entrecortada.

Los ojos de Diana se cristalizaron, y se cubrió el rostro, su corazón se emocionó.

—Es una gran noticia, me siento feliz —confesó—, lo lograse, has sido muy valiente.

—Sin el apoyo de Nando, no lo habría conseguido. —Presionó la mano de él, y lo miró con profundo amor.

—Me alegro mucho que hayan madurado, y que entendieran
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