Mis lobos finalmente llegan y de inmediato, saltan cayendo cerca de donde me encuentro. Por lo que, rápidamente hacen un anillo de seguridad, mientras los lobos que no saltaron, atacan a los aturdidos chicos de la manada de Alán.
Lo que no quería rebelarles a esos desgraciados, ahora es noticia confirmada por las hormonas de Elise, por lo que, no hay manera de negar lo que es evidente. Por eso, miro a mi alrededor en busca de mi escape.— Vete, Nate. Demuestra por primera vez en tu maldita vida que piensas correctamente y por eso, vas a hacer que los lobos que seguirán tus ordenes en un futuro no cometan un error que va a acabar con sus vidas. — digo con seriedad.— No puede estar pasando esto. — dice Nate aún aturdido.— Sabes perfectamente que puede pasar después de todo, es mi esposa. Además, La última vez que nos vimos, les di el anuncio anticipado de lo que iba a suceder en