Me marcho de inmediato a asearme, sintiéndome más conflictuada por lo que me acaba de decir, cuando salgo de la ducha, es que recuerdo lo realmente importante y por eso, salgo recordándome mentalmente que no debo distraerme de lo importante.
— ¡Reymond, ¿Quién me trajo aquí?! — digo escandalizada.— Fue el hada mágica. — dice Reymond.— ¿Hada mágica? — pregunto confundida.— Claramente fui yo, Elise. No me hagas pensar que mi esposa es tonta. — dice Reymond y yo suspiro profundo.— Realmente eres lo peor, ¡Pudiste haberme llamado! — digo molesta.Aunque no me siento extraña y no creo que sea capaz de tener sexo conmigo cuando estoy dormida, no me agrada en lo absoluto que me mueva de un lado al otro sin que este consciente.— ¿Crees que no lo hice? intenté por una hora despertarte cuando t