Puedo ver el enojo en Reymond por mis palabras y como él da solo dos pasos y ya está tan cerca de mí que me agarra del cuello con tanto enojo que sé que dejará una marca.
— ¿Qué acabas de decir, Elise? — pregunta en un tono tan peligroso que las alarmas en mi cabeza se activan, pero, yo miro hacia el hombre que idealice aun sabiendo que no era bueno.— Mátame, Reymond. Así mi castigo termina y yo puedo regresar a donde pertenezco. — digo con frialdad.Los ojos de Reymond se vuelven completamente rojos, pero, deja de apretar mi cuello, para alejarse un poco de mí y así caminar de un lado al otro, mostrando cuan frustrado está.— Realmente te estás empeñando en acabar con mi paciencia.— Esto que has hecho, me ha ayudado a comprender porque lo nuestro es un ‘no’ rotundo.— ¿Eso crees?— T